viernes, septiembre 29, 2006
Publicidad clandestina - venta de inmueble
En España aproximadamente 30 por ciento de cada venta/compra de inmueble es hecho con dinero negro. Con eso no quiero decir que los individuos que se deciden vender/comprar una vivienda en la manera ilustrado aquí en ésta articulo sean parte de este negocio. Pero lo que puedo decir es, que ahora es más difícil poner su anuncio en el periódico porque ahora ellos tienen que pedir documentación. Documentación que luego la Hacienda puede utilizar para perseguir los defraudadores fiscales.
Puede ser difícil entender la cantidad de dinero que es 30 por ciento de cada venta/compra de inmueble aquí en España, pero no creo que ningún contribuyente del país tenga duda de la gravedad de ese problema. El fraude más conocido de los últimos años se esta produciendo en Marbella, pero la verdad es que muchas administraciones tiene problemas parecidas. También Valencia y Benidorm han tenido transacciones vagas aún no resueltos. Realmente no es necesario ir tan lejos de la capital hispalense. Camas, un pueblo dormitorio de Sevilla, también ha tenido su propio escándalo.
Si alguien quiere vender su inmueble y el propietario quiere 30.000 euros en mano para evitar impuestos más altos de la venta todos recomiendan que acepte la oferta: Los bancos, los abogados y censores de cuentas, todos, aprueban que acepta la oferta. Pedro Solbes, el ministro de Economía, intenta hacerlo un poquito más difícil hacer un negocio de inmuebles con dinero negro, pero aún no resuelto. El año pasado anunció 300 medidas para combatir el fraude fiscal, pero a mí es increíble que todavía no haya utilizado una de las herramientas más efectivas: El valor catastral solo se cambia cada diez años. Con un mercado que esta revalorizándose con 15% cada año es absolutamente necesario ajustar el valor catastral cada año. ¿Pero que va a pasar si lo hiciera? En una economía como la española ese puede tener consecuencias destrozadas. Por eso creo yo que Pedro Solbes prefiere hacerse con los peces gordos como la de Marbella, y solamente apretar el tornillo poco a poco para los defraudadores pequeñines.
Volvemos a la publicidad callejera de la venta de inmuebles. Otras razones por poner su anuncio en la calle en vez de ir a un inmobiliario son evitar las comisiones altísimas de dichas empresas. Y claro es posible hacerlo por la gran facilidad de vender inmuebles en un mercado creciente. Pero pronto los especuladores de vivienda van a tener que afrontar que el mercado ya ha tenido su mejor momento.
En Estados Unidos ya están experimentando los peores momentos del mercado inmobiliario en los últimos 40 años. – Y como siempre lo que viene de Estados Unidos va a llegar a España dentro de unos años. En el Norte de Europa, más preciso en Dinamarca, los compradores pueden apretar los propietarios para ellos tienen que bajar el precio 10-20 por ciento. No se puede comparar todos los mercados, pero si lo hacemos en este ocasión, es curioso que la vivienda en Dinamarca cuesta más o menos lo mismo que en España pero la renta media es cuatro veces más alto. Para mi es un aviso de una fuerte debilidad de la economía española.
Basta con la economía nacional. Volvemos a estos anuncios callejeros. En el anuncio arriba hay un vendedor de pisos y locales muy listo. No sé si el intenta vender el mismo piso y local, pero desde llegué a Sevilla en 2001 he visto anuncios de él. Siempre busca los paredes de bancos y cajas donde colocar su anuncio. Preferiblemente los cajeros. Claro, ¿adonde va la gente por hipotecas por dinero? ¡Al banco! Una estrategia muy simple, pero puede funcionar. No lo he comprobado llamando al teléfono indicado en el anuncio, pero con sus características escribiendo anuncios de venta de inmuebles, me imagino que tiene un efecto parecido a un inmobiliario que muestra su logotipo.
Aquí encima veremos el anuncio de un vendedor de un piso que también ha encontrado su propio estilo. Uno se puede preguntar porque alguien que intenta vender su piso por 48.500.000 pesetas (291.000 euros) no obtiene por un anuncio maquetado en vez de mostrar un anuncio casi ilegible. Puede ser que el anunciante no consigue escribir más legible, pero los lectores también pueden interpretarlo como falta de interés real.
